En esta historia, explicamos qué es el mindset de crecimiento, y cómo podemos resignificar el esfuerzo y la frustración, encontrando oportunidades para crecer, aumentando nuestro rendimiento y nuestra satisfacción vital.
El mindset de crecimiento es un tipo de mentalidad estudiada por Carol S. Dwek y otros prestigiosos científicos estadounidenses. Los numerosos experimentos demuestran que sólo con informar sobre este tipo de mentalidad, los cambios comienzan a producirse.
A través de la siguiente historia os explicaremos cómo funciona el “Mindset de crecimiento de manera sencilla, para que lo comprendáis, recordéis y podáis empezar a implementarlo.
En este relato hay dos personajes, el joven y curioso Carlos y la sabia y ecuánime Victoria. Carlos recientemente se ha sentido herido en su autoconfianza, otros jóvenes son más fuertes que él, y lo amedrentan. Carlos querría ser más fuerte. Como no sabe que hacer para aumentar su fuerza, va en busca del consejo de la sabia Victoria.
“Victoria, ¿Qué tengo que hacer para volverme más fuerte?”
“Querido Carlos”, responde victoria, “Para hacerte más fuerte, debes ejercitar tus músculos haciendo ejercicio, podrías ir al gimnasio.”
”Gracias victoria, responde Carlos, así haré.”
Carlos dedica unos meses a su entrenamiento en el gimnasio, pero nada ocurre, no se siente más fuerte. Y vuelve a ver a Victoria:
“Victoria, te hice caso y he estado yendo al gimnasio, pero no veo que nada cambie.”
“No se Carlos, voy a acompañarte al gimnasio, a ver por qué no está aumentando tu fuerza.”
Al llegar al gimnasio, victoria observa como Carlos agarra una barra, y comienza a hacer repeticiones ¡Sin colocarle ningún peso!
“¡Pero qué haces Carlos! Ya se lo que te pasa, si ejercitas sin peso, es normal que tu fuerza no aumente.”
“AHHHH, gracias victoria, la verdad es que lo intenté con peso al principio, pero era desagradable, así que decidí quitarlo.”
“Carlos, es precisamente esta sensación desagradable, la que indica que estas realizando un esfuerzo. Indica que estas expandiendo tu fuerza, haciendo crecer tus músculos.”
“Si no hay esfuerzo, no llevas tus músculos al límite, el cuerpo no entiende que necesitas más músculos y no los hace crecer.”
“Sin esfuerzo es inútil que intentes aumentar tu fuerza, el crecimiento vendrá solo de sobreponerse al esfuerzo y las sensaciones desagradables.”
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Estas palabras calaron profundamente en Carlos. “Así que esa sensación desagradable que trataba de evitar, es de hecho el marcador de que me estoy haciendo más fuerte.”
Eso cambio la relación de Carlos con el esfuerzo físico para siempre. Seguía sintiendo las sensaciones desagradables al entrenar, se esforzaba, los músculos quemaban, sentía cansancio… Pero ahora no las rehuía, al contrario, las buscaba, eran la señal de que se estaba haciendo más fuerte. A pesar del esfuerzo y la incomodidad inevitable en un entrenamiento de fuerza, la experiencia de ir al gimnasio, en conjunto se sentía cada vez como más positiva.
Y Carlos, además de empezar a disfrutar la actividad en si misma, empezó a ver crecer sus músculos y su autoconfianza. La historia continua, porque Carlos, aun sintiéndose más fuerte y confiado, empezó a observar que otros jóvenes parecían muy inteligentes. Eso les permitía resolver problemas, sacar buenas notas, Carlos se sentía un poco tonto en comparación.
“¡Aha! Igual lo importante es ser listo, y no tanto ser fuerte.” Y volvió a buscar a Victoria.
“Hola Victoria.”
“Hola Carlos ¿Cómo te está yendo en el gimnasio?”
“Mejor, mucho mejor gracias. Lo estoy disfrutando y ya puedo sentir que mi fuerza ha crecido.”
“Pero ahora me gustaría volverme más listo. Creo que eso es más importante que ser fuerte. ¿Qué tengo que hacer para ser más listo?”
”Aha, pues es más o menos lo mismo que estás haciendo para volverte más fuerte.”
Carlos no entendía nada… “¿Debo aumentar el peso para volverme más listo?”
“Si Carlos, debes aumentar la carga, pero no la carga física. La mente se ejercita a través del esfuerzo intelectual.”
“Si yo te ofreciese elegir entre resolver dos problemas de matemáticas, uno fácil y uno difícil ¿Cuál elegirías?”
“Elegiría el fácil creo…”
“Bien, pues recuerda que pasaba cuando te ejercitabas, levantando solo una barra sin peso.”
“No me costaba esfuerzo, pero mi fuerza no aumentaba.”
“¡Exacto! ¿y qué pasará si enfrentas a tu mente solo a retos fáciles?”
“Mmmm, no costará esfuerzo… Pero.. ¿No me volveré más listo?”
“¡Exacto! Desde este punto de vista, la mente no es distinta de un músculo. Cuando hacemos sólo cosas que ya sabemos, o que son fáciles, no le estamos indicando al organismo que necesitamos más capacidades mentales, y estas no crecen.”
“En cambio, cuando nos enfrentamos a aprender cosas nuevas, o hacemos cosas difíciles ponemos al limite nuestras capacidades mentales, y el cuerpo entiende que necesitamos ampliarlas, para hacer frente a las demandas de nuestra vida.”
“¿Entonces el cerebro crece como un músculo?”
“Mas o menos… A fuerza de exigirnos, se crearán nuevas neuronas en el cerebro, pero sobre todo se crearán y fortalecerán las conexiones entre unas neuronas con otros. ¡Y si! volviéndote más listo.”
“Así que tu nuevo gimnasio está en la biblioteca, en la escuela, o en cualquier lugar y circunstancia donde aprendas algo nuevo o te esfuerces para resolver un problema, difícil.”
A Carlos se le cambió la cara, esto hizo sentido en su mente al instante.
“¿Así que puedo entrenar mi cerebro para ser más listo en cualquier lugar?”
“Eso es, sólo tienes que encontrar el esfuerzo, ese punto de incomodidad, incluso sufrimiento y sobreponerte a él, como haces en el gimnasio.”
Carlos salió muy agradecido, y deseando poner a prueba su nueva mentalidad. Quería empezar a buscar esa tensión, ese esfuerzo, ese sufrimiento que le indicaba que estaba consiguiendo su objetivo.
En el gimnasio había aprendido claramente a identificarlo, pero aquí, no sabía excantante lo que estaba buscando…
En busca de retos intelectuales sacó sus deberes, comenzó con el libro de matemáticas. Carlos era bastante bueno en matemáticas. Se fue a la sección de ejercicios y realizó el primer sin problemas, sintiendo una leve satisfacción.
Siguió con el segundo, tercero y cuarto, todos los sabía resolver sin esfuerzo. La satisfacción del primero se fue debilitando acierto tras acierto, y no había rastro de la tensión, el esfuerzo o el sufrimiento.
Tal vez tenga que probar con otra asignatura ¿Cuál puede ser? Pensó en inglés. A Carlos no se le daba nada bien el inglés. Solo el pensar en sacar el libro de inglés, ya despertó una sensación desagradable en Carlos.
Pero por algún motivo, esta señal de tensión emocional, lejos de desalentarlo, le impulsó a tomar la decisión. Sin saber aún muy bien por qué se dijo ¡Sí ingles!
Abrió el libro y empezó a leer. Enseguida llegó a una palabra que no conocía. La tensión psicológica subió inmediatamente.
Carlos sintió como sus manos se humedecían, como una sensación crecía dentro de su pecho.
Sin pensarlo dos veces, sacó su diccionario y busco tal palabra. Al aprenderla se sintió un poco mejor, y siguió leyendo, hasta llegar a un ejercicio.
Tras leer el enunciado un par de veces, Calos no sabía que responder…
Sintió como subía una ola de calor de abajo hacia arriba. Una sensación como tintineante era ahora muy clara en sus manos, también podía sentirla en sus brazos, en sus pies y en su rostro.
La sensación dentro de su pecho creció, era como si hubiese menos espacio para respirar dentro del pecho. Era algo como un agobio bastante desagradable.
Carlos sintió una fuerte tentación de cerrar el libro. Inmediatamente se dio cuenta de que eso es, lo que ya había hecho otras veces ante esta sensación. A la que si bien, prestaba atención por primera vez, no dejaba de ter un gusto muy familiar.
A punto de dejarse llevar por el impulso involuntario de escapar de aquello que causa tensión, Calos de repente lo comprendió ¡Esto es lo que estoy buscando! ¡Esta es la señal de que me estoy haciendo más listo! ¡Esto es lo que quiero!
Instantaneamente un chute de dopamina le hizo sentir mejor. Las sensaciones de tensión psicológica no desaparecieron, pero la sensación general ahora era mucho más potenciadora.
Estaba ocurriendo la magia, Carlos estaba creando una valiosa relación dopaminérgica con el esfuerzo intelectual en si mismo, que le acompañaría e impulsaría durante años.
A partir de ese día Carlos reconoció la tensión psicológica y emocional cada vez que aparecieron. Cada vez que algo era difícil, cada vez que aprendía algo nuevo, cada vez que cometía un error, ahí aparecía.
Pero lejos de evitarla, buscar tal tensión y la satisfacción del esfuerzo y el aprendizaje se convirtió en un deporte para Carlos. Disfrutaba del proceso de aprender, de crecer, de esforzarse.
¿Cómo dirías que le fue a Carlos en los estudios desde ese día? ¿Qué futuro profesional le auguras? ¿Crees que Carlos vivirá una vida de frustración o de satisfacción?
Espero que esta sencilla historia cale en vuestra mente, y podáis revivirla mentalmente cuando sea necesaria.
En cuanto empieces a sentir la tensión, que te invita a retirarte, recuérdate ¡Hasta ahora estaba levantando la barra sin peso¡ ¡Ahora viene lo bueno!”
Lo genial del Growth Mindset, es que los amplísimos estudios científicos demuestran, que sólo con una charla informativa, sólo con leer un historia como esta, los cambios empiezan a ocurrir. ¡Imaginate el potencial de un entrenamiento serio!