¿En qué estoy pensando?
¿Dónde estoy respirando?
Para un momento
Si te das cuenta de que te estas empezando a poner nervioso, o desequilibrándote emocionalmente de cualquier manera, lo mejor que puedes hacer es parar un momento. Para de hacer lo que estés haciendo un instante, para de pensar como estás pensando, deja de respirar en la manera en la que estás respirando, cambia tu postura etc. Lo que estás haciendo, pero sobremodo lo que estás pensando y como estás respirando, están retroalimentando un bucle emocional, que te lleva a un lugar donde no quieres ir. Lo primero es cortar ese círculo vicioso.
¿En qué estás pensando?
Lo que sea que estés pensando en un momento dado, ya sea consciente o inconscientemente , es el mayor responsable de como te estás sintiendo. Salvo que acabes de recibir un fuerte estímulo del exterior, lo cual no ocurre todo el tiempo, es lo que estás recreando en la cabeza lo que está guiando el tono emocional. Para, y ponle atención a tu mente unos instantes. ¿Puedes reconocer la línea de pensamiento que estabas llevando? ¿Notas como te está haciendo sentir? Pues sea lo que sea, déjalo ir.
¿Dónde estoy respirando?
Pon ahora tu atención en la respiración. El simple hecho de atender a la respiración unos momentos ya rompe el bucle de alimentación de pensamientos y emociones, y nos ayuda a calmarnos. Ahora, en este caso, no pretendemos solamente observar, si no hacer las correcciones que sean necesarias. Si estás entrando en un estado emocional estresado, tu respiración estará muy arriba. Sea cual sea la emoción que sientas, se estará reflejando en un patrón de espiración. Y sea este el que sea, queremos evitar cualquier patrón que no sea el propio de un estado de calma, seguridad y confianza:
Respira abajo, respira despacio,
respira de manera rítmica.
Parar un momento y frenar el nerviosismo en 3 pasos:
1 pregúntate en qué estás pensando:
Analízalo, y sea lo que sea, déjalo ir. Ya habrá tiempo de volver a ello si era algo importante.
2 pregúntate dónde estás respirando:
Leva tu respiración abajo, respira desde el diafragma, empujando el vientre. Hazla lenta y rítmica.
3 sigue adelante con tu día:
Si lo que pensabas era irrelevante, no vuelvas a ello.
Si lo que pensabas era necesario, aún estresante, enfócalo de nuevo con otro punto de vista, sin caer en catastrofismos.
Mantén conscientemente la respiración abajo durante unos minutos, mientras vuelves a tus tareas.