“¿Cuál es el origen de nuestro sufrimiento? Nos tomamos personalmente nuestras propias imperfecciones”
La aceptación de la imperfección.
Tara Brach es una psicóloga y autora superventas estadounidense, pero antes de nada es una profesora espiritual. De hecho es una de mis profesoras de meditación budista preferidas. Tara nombra a menudo al maestro Dogen, fundador de la escuela “Soto” dentro del Zen japones. Las enseñanzas de este Maestro nipón del siglo XIII, ofrecen una visión de la iluminación, muy coherente con la auto-aceptación radical que promulga Tara.
Según Dogen, el camino a la iluminación no es una búsqueda de la perfección. Por el contrario, la virtud está en la aceptación de las imperfecciones: “La capacidad de vivir sin ansiedad las propias imperfecciones”. Llámalo iluminación, llámalo sentirse bien y vivir con armonía, llámalo como prefieras. Pero es innegable que este tipo de mentalidad, proclive a aceptar las cosas como son, a uno mismo como es, a no luchar con lo que “es”, tiene marcados efectos en el bienestar.
Somos buscadores de faltas natos
“We are fault seeking beings” dice Tara. No encuentro ninguna traducción al español que suene tan bien como la cita original en inglés, per podríamos traducirlo como: “Somos buscadores e faltas natos”. Desde nuestras propias inseguridades, nuestras mentes buscan faltas insaciablemente. En nosotros mismos, en los demás, en como son las cosas. Y claro… ¡Las encuentran!
Uno de los castigos que trae aparejado el superior desarrollo de nuestra cognición como especie, con la aparición de nuestros “Yo Psicológicos” o “EGOs”, es que esas vocecitas en nuestra cabeza se están siempre quejando. Claro, si todo les pareciese bien, si se dedicasen a complacernos, y no a buscar problemas, no nos ayudarían a sobrevivir.
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Como son y como deberían ser las cosas
A la mente le encanta crear sus mapas de como deberían ser las cosas. Y rara vez coinciden con la realidad. Incluso si los deseos del EGO se ven materializados, no tarda en buscar nuevas faltas. Esta satisfacción nunca dura mucho, dado que la naturaleza del EGO es estar siempre descontento, siempre desear algo, siempre sentir aversión hacia algo. El segundo hombre más guapo del mundo puede vivir amargado, por no ser el primero…
Prácticamente todo nuestro sufrimiento lo crea la continua disonancia entre como deberían ser las cosas y como son; Entre como debería ser yo y como soy; Etc. Nuestra mente crea el standard frente al cual ser infelices, y nos engaña. Todos podemos aceptar que los demás persiguen cosas que no les hacen felices. Pero secretamente pensamos que, en nuestro caso, si solo pudiésemos alcanzar tal objetivo, nosotros si seríamos felices con eso.

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Abrazando la imperfección.
Si lo piensas, la inestabilidad o la imperfección, son totalmente inherentes a la esencia del universo. El “big bang” no hubiese ocurrido sin existir un altísimo grado de inestabilidad en el estado anterior de la materia y la energía. La vida no hubiese llegado a desarrollarse, si no fuese por las imperfecciones. Pequeñas mutaciones aleatorias, es decir: Pequeñas imperfecciones en el genoma transmitido, que son la base de la evolución.
La naturaleza crea la armonía a partir de versos imperfectos. ¿Por qué nosotros debemos ser perfectos? Nuestra mente piensa que debemos serlo. Eso si, cada una frente a su particular modelo de nuestra propia perfección, alimentado como hemos dicho, por nuestras propias inseguridades. Y en base e a esos estándares aparece el juicio ¡Esto está mal, no es como debería ser¡ ¡Esta persona es un tal o un cual! ¡Yo debería ser de otra forma!
"Si nos habituamos a juzgar y culpar, entonces estamos sufriendo. El peor sufrimiento es cuando nos apuntamos a nosotros mismos, estamos en guerra con nosotros mismos."
Trabajar para superar la búsqueda de perfección
El trabajar sobre los patrones de la mente que nos torturan, juzgándonos por nuestras imperfecciones, no es distinto de como trabajar sobre cualquier otro patrón de emoción, pensamiento y comportamiento. El primer paso para debilitarlo es arrojar luz sobre el mismo. Ese juicio sobre nosotros mismos, o sobre los demás, se manifestará como una emoción de valencia negativa (desagradable) en el cuerpo, y como pensamientos espontáneos y una narrativa juiciosa o victimista.
Otro punto o importante es comprender y aceptar, que la tendencia juiciosa de la mente es involuntaria. No refleja necesariamente lo que tu realmente crees sobre ti mismo y los demás, pero no puedes evitar que emerja. Como cualquier patrón emocional ocurre de forma espontanea, pero si no podemos evitar su aparición, si podemos gestionarlo de manera más efectiva. Si cada vez que surge, desde la inconsciencia nos vendemos a su narrativa, le damos nuestra atención y energía, de manera que lejos de debilitarse se fortalece. Los pasos para empezar a practicar su regulación serían:
1 Toma conciencia:
Tanto de las emociones en el cuerpo, como de los pensamientos y narrativas mentales, aprende a observarlos.
2 Reconócelo y nómbralo:
Puedes decirte cosas como: “Ahí está la mente juzgándome compulsivamente por mis imperfecciones” Al pasar a ser un fenómeno observable, deja de ser quien eres (el observador).
3 Busca la inseguridad que hay debajo:
Como decíamos el origen del juicio es siempre alguna inseguridad propia ¡Intenta reconocerla! La mente juzga, porque se siente insegura por…
4 Trátate con compasión:
No se trata de empezar a juzgarnos por juzgar. Comprende que tu mente tratade ayudarte, no de hacerte daño. Piensa más en una reconciliación interna que en una batalla.
5 Actúa en contra a su dictado:
Para cristalizar cualquier nuevo habito o patrón, la acción es imprescindible. Si tu mente juiciosa te invita a atacar a otro, no lo hagas. Si tu mente pretende mantenerte inmovilizado por el miedo, moviliza la energía y actúa. Muéstrale paso a paso a tu mente que otro camino es posible.