Vergüenza y sentimiento de deficiencia
En el anterior artículo sobre la vergüenza, comentábamos lo que es, según la psicóloga y profesora de meditación Tara Brach. Y como esta emoción nos persigue, siendo tal vez, la emoción más dañina, en las sociedades desarrolladas. Existen encuestas, en las que el miedo número uno de los participantes, resultó ser hablar en público. Por encima de ningún riesgo, para las finanzas personales o la supervivencia. Así de enserio nos tomamos el miedo a ser juzgados. Decímaos también, que la vergüenza en este sentido, es mucho más que esa sensación transitoria que nos bloquea cuando debemos exponernos (hablando en público, por ejemplo), que en inglés se traduciría más como “embarrassment” que como “shame” que es la palabra que utiliza Tara Brach.
Vergüenza en el sentido del término inglés “shame”, es más un sentimiento profundo y propio, un sentimiento de deficiencia. Hay algo que está mal en mí, algo que debo cambiar o esconder. Hay un gap entre quien soy (quien creo que soy, mejor dicho) y quien creo que debería ser. Y dados los innumerables estándares que ofrece esta sociedad, ese gap será siempre insalvable. Esta distancia, genera un malestar duradero que nos acompaña, siempre o intermitentemente. Ese sentimiento de deficiencia, depende más de la propia personalidad, que de la situación objetiva. Es el resultado de los juicios que hace nuestra mente sobre nosotros mismos.
Partes de ti que necesitan aceptación
Si la vergüenza se manifiesta en situaciones puntuales, es probable que tu mente considere que hay partes de ti, que debe esconder y proteger de la exposición. Y que ello esté afectando negativamente a tu experiencia vital, aunque no seas consciente de ello. Sería bueno preguntarse a uno mismo, si siento vergüenza de manera habitual, al tener que exponerme ante otros ¿Qué partes de mí no acepto, considero indignas, inapropiadas o insuficientes y estoy intentando esconder? La aceptación de las partes de mi que rechazo, será la auténtica cura. Lo que nos propone Tara Brach no es una búsqueda de la perfección, si no una aceptación radical de la imperfección.
Esas partes de ti, que estas rechazando, bloqueando y ocultando, son las que te están haciendo daño. Puede que no seas consciente en absoluto, de que sientes tales deficiencias. El cerebro hace un buen trabajo para engañarnos incluso a nosotros mismos. Pero al mismo tiempo, son las partes de ti mismo que necesitan mayor cuidado y aceptación. Tendemos a pasar de identificarnos exclusivamente con nuestros defectos y fracasos, a ignorarlos, rechazarlos y tratar de hacerlos desaparecer. Existe un camino intermedio, y es aceptarlos como un parte de quien somos. Comprendernos y querernos, también con nuestras imperfecciones.
Traer el proceso a la conciencia
Como decía el Buda, la Iluminación comienza reconociendo donde está el dolor. El proceso de juicios sobre uno mismo y la generación de emociones negativas al respecto, ocurre de manera involuntaria y mayormente inconsciente. Al ir trayéndolo a la conciencia, al ir “destapando el juego” este no va desaparecer automáticamente, pero si se le resta mucho poder de influirnos. Tal vez hay personas, situaciones o lugares que despiertan este sentimiento profundo de deficiencia y el miedo a ser juzgado. Por ejemplo, alguien que se sintió marginado o humillado en la escuela, podría mantener un patrón que lo haga especialmente reactivo, en entornos educativos.
Estrategias para tapar la vergüenza.
Una clave para comprender cuándo nos estamos protegiendo de la posibilidad de ser juzgados, es el conocer las estrategias que adoptamos de manera inconsciente, para tapar esta vergüenza o sentimiento de deficiencia. Según Tara Brach, estas estrategias se pueden dividir en tres grupos.
1-Estrategias de escapar
Para huir de las sensaciones físicas desagradables, podemos caer en comportamientos de carácter vicioso. El consumo de drogas o alcohol, por ejemplo son efectivos en el corto plazo para tapar esa sensación, para sentirnos mejor aunque sea por un rato. La alimentación compulsiva es otra vía de escape habitual. Pero podrían ser otros comportamientos adictivos, como la adicción al trabajo, o al sexo por ejemplo.
Según Tara Brach, el dejarnos caer en depresión puede ser otra estrategia. Sin duda la depresión tiene un componente importante de sentimiento de deficiencia o aversión por uno mismo. Las tendencias de auto ocultación, se ven muy potenciadas por la depresión. Podríamos también utilizar estrategias de negación. Tratar de convencernos de que todo está bien. Intentar mantener un dialogo mental positivo, es beneficioso. Pero utilizarlo para tapar las emociones negativas, sin aceptar sentirlas ni profundizar en sus causas, las mantiene latentes.
2-Estrategias de luchar
El sentimiento de deficiencia, es el origen de muchas actitudes violentas. Se suele decir que son las personas heridas, las que hacen daño a los demás. En la mayoría de casos, esta violencia no se manifiesta en agresiones físicas, ni siquiera en ataques verbales. Pero si tiene lugar al nivel de pensamientos y juicios negativos. El cerebro trata de hacernos sentir mejor, desprestigiando a los otros, haciéndolos menos dignos de algún modo. Si tu mente está en un estado muy juicioso pregúntate ¿Qué deficiencia propia percibida, esta tratando de proteger mi cerebro?
3-Estrategias de conformidad
Muchas veces, intentamos ser mejores personas, intentamos acercarnos a los estándares sociales, o compensar una carencia desarrollando una virtud. Si soy deficiente, voy a hacer todo los posible por dejar de serlo. Por ejemplo, un excesivo celo por el cuidado del aspecto físico, pudiera estar intentando tapar una sensación de deficiencia. También, la búsqueda de logros, premios y reconocimientos. La necesidad continua de destacar y ser admirado, puede también ser una estrategia para cubrir carencias.
Resultado de tapar la vergüenza
El resultado de todas las estrategias para cubrir la deficiencia, es que nos alejamos más y más de nosotros mismos. Aprendemos que la persona que somos no está bien, y nos pasamos la vida intentando ser otra persona distinta. Y los problemas de fondo no desaparecen. Si huimos de las emociones, estas no se procesan y se enquistan. Si respondemos desde el ataque, puede que esto nos ofrezca alivio por unos instantes, pero enseguida nos hace sentir aún peor. Y tratar de alcanzar todos los estándares, es una carrera hacia la perfección, que no termina nunca. Casi siempre, acabamos generando un mayor sentimiento de vergüenza y aversión por uno mismo.
Dinámica para la autoaceptación
Cuando te sorprendas aplicando alguna de las estrategias anteriormente descritas, pregúntate:
-¿Cuál es esa parte de mí que no estoy aceptando?
-¿Por qué considero que debo ocultar esta faceta de mí mismo?
-¿Qué me impide aceptar esa parte de mí?
-¿Qué pasaría si la aceptase?
Cuando sientas las sensaciones que generan la vergüenza y la sensación de deficiencia, acéptalas. Siéntelas en tu cuerpo sin resistirlas, ignorarlas ni negarlas. Acepta lo que es, “ahora me siento así”. Y sostenlas desde el amor y el cariño por ti mismo, no juzgándote por tener estas emociones.
Cuanto más consciente hagas el proceso automático y más trabajes la aceptación cariñosa de aquello que escondes, menos daño podrá hacerte. Esto es algo que puede hacer un cambio fundamental en la vida de cualquiera, te animo a trabajar en ello.