1-Estrés físico
2-Estrés emocional
3-Estrés psicológico
1-Estrés físico
2-Estrés emocional
3-Estrés psicológico
¿Existen distintos tipos de estrés?
Vamos a comenzar este artículo sobre los distintos tipos de estrés diciendo que, de hecho, no existen distintos tipos de estrés. El estrés es una respuesta fisiológica genérica, de la cual disponemos todos los mamíferos, y que es imprescindible para nuestra vida. La respuesta de estrés es el mecanismo genérico, a través del cual el organismo se prepara para hacer frente a amenazas. Y estas pueden ser amenazas de cualquier tipo, tanto físicas, como psicológicas; Tanto presentes, como ausentes; Tanto reales, como imaginarias. El que se sienta desagradable o agradable, depende de la interpretación subjetiva de la situación, y sobre las propias sensaciones asociadas al estrés. Ahora, comprendiendo que se trata de una única “moneda” si podemos diferenciar el estrés en función de sus causas:
Qué queremos decir por estrés
El termino estrés se utiliza de distintas maneras. Las más habituales son poco potenciadoras, al conferirle una connotación negativa. Se suele llamar estrés, al desgaste que sufrimos por estar sometidos a respuestas de estrés, durante demasiado tiempo, y a los síntomas del citado desgaste. Sólo se llama estrés, a la respuesta que ya sea por su intensidad excesiva, o su mantenimiento en el tiempo, son inadecuadas y dañinas. Para esto, preferimos el termino distrés, recordando que también existe el eustrés, que siendo proporcionado, nos ayuda a protegernos y superar desafíos. En Sentirme Mejor, preferimos llamar estrés, a la respuesta de estrés, mecanismo genérico, imprescindible, que si bien pude causar importantes problemas si es mal gestionado, no es en si mismo malo, ni mucho menos una disfunción.
Estrés físico
El organismo responde con estrés, ante amenazas y agresiones de carácter puramente físico. Si me someto a bajas temperaturas, el cuerpo responderá con estrés. Si mi cuerpo soporta el peso, de un objeto de gran tamaño, también se producirá estrés. Golpes y heridas producen estrés. El esfuerzo físico produce estrés. La falta de oxígeno (o la subida del dióxido de carbono en sangre) producen estrés, etc. Las respuestas de estrés puntuales, como las que ocurren al hacer deporte, o practicar técnicas de respiración pranayama o similares, son positivas, pues ayudan a armonizar los niveles de estrés una vez finalizadas las actividades. Pero existen ciertos hábitos, que hacen que el estrés de origen físico se acumule: Exceso de esfuerzo físico o intelectual, mal descanso, o mala alimentación, por ejemplo. Otros, disipan la sensación de estrés a corto plazo, pero generan mayor desgaste a medio plazo, como fumar, beber alcohol, tomar drogas y otros comportamientos viciosos.
Estrés emocional
En este tipo de estrés, las archiconocidas “admigdalas” tienen un papel protagonista. En base a la información del mundo exterior, que recibimos a través de los sentidos, el centro de detección de amenazas, estima que nos enfrentamos a un peligro o amenaza. El cerebro trata de condicionarnos y ofrecernos recursos para hacer frente a tales amenazas, ya sea enfrentándonos o escapando. Este tipo de estrés es más o menos objetivo. Si de pronto, apareciese una persona armada, haciendo disparos de advertencia. El organismo de todos los presentes, respondería con una respuesta de estrés. Tiene también su punto de interpretación y por lo tanto subjetivo. El, qué estímulos si y cuales no y, el nivel de intensidad de la respuesta, son influidos por el talante y experiencias de cada individuo.
Estrés psicológico
Ahora, en ausencia de estímulo, también se dan respuestas de estrés. Los propios pensamientos pueden evocar estresores, que no están presentes, o directamente no existen. Esta es una característica exclusiva de los humanos (y tal vez, en menor medida, de otros mamíferos superiores), anticipamos el futuro y recreamos el pasado continuamente en nuestras mentes. Y somos capaces de disparar la respuesta de estrés, solamente con nuestros pensamientos. Este es también estrés emocional, en cuanto depende de la actividad de las admígdalas y está capitaneado por respuestas emocionales como la rabia, el miedo o la frustración. Pero en este caso el estímulo estresor, lo creamos, anticipamos o revivimos solamente en nuestra mente. Este tipo de estrés es 100% subjetivo y suele ser la gota que colma el vaso, lo que nos hace cruzar el umbral y entrar en distrés.
El estrés se acumula
Al ser una única “moneda” el estrés se acumula. Si tengo un trabajo de gran responsabilidad, o una situación familiar complicada, esto generará una carga de estrés emocional. Pero, si mis hábitos vitales son saludables y mis dinámicas mentales positivas, probablemente encuentre espacios para recuperarme y pueda soportarlo. Ahora, si a la presión del trabajo le sumo, mal descanso, mala alimentación, consumo de alcohol y tabaco y una tendencia al victimismo, catastrofismo y pensamientos rumiativos, muy probablemente, la suma de todos los factores sea demasiado. Mi salud y rendimiento se verán afectados. Es muy fácil además, entrar en círculos viciosos. Si empiezo asentirme habitualmente estresado, es muy probable que comience a descansar peor, comer peor, consumir más tabaco y otras substancias, hacer menos deporte, y también a asumir peores dinámicas mentales. El lado positivo de comprender todo esto, es que, si en mi vida me enfrento a situaciones de alta exigencia, que objetivamente generan estrés, pero soy capaz de mejorar mis hábitos vitales y mis dinámicas mentales, muy probablemente seré capaz de manejar mis obligaciones, con salud, eficacia y disfrute.